¿Por qué Dios se muestra a María?

Desde hace 50 años, Israel es una provincia romana. Se permite al pueblo judío vivir su fe, pero debe pagar impuestos a Roma. Herodes Arquelao, el rey impuesto por Roma, gobierna con violencia y dureza.

María crece en Nazaret, un pequeño pueblo al norte de Israel. Al ser hija de un levita, que es un sirviente del templo, aprende de memoria la Torá, la Palabra de Dios. Su padre se lo enseña y explica a sus hijos. Así que, ya desde niña, María conoce la Palabra de Dios y las promesas que hace a su pueblo.

María no sólo conoce las Escrituras judías, sino que confía en Dios de todo corazón y vive como a él le agrada.

En la palabra de Dios dice de María:

María, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón y meditaba acerca de ellas.
Lucas 2, versículo 19

Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® (Castellano) © 1999, 2005, 2017 por Biblica, Inc.®

Dios conoce el corazón de María, ¡por eso la escogió!

Dios controla lo que ocurre en el mundo. El emperador romano Augusto ordena un censo. La joven pareja debe empadronarse en Belén, la ciudad de origen de José.

María da a luz a su primer hijo en Belén: el Hijo de Dios y Mesías prometido.

Así se cumple otra profecía centenaria.

El profeta Miqueas, contemporáneo de Isaías, dijo:

Pero de ti, Belén Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes se remontan hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales.
Miqueas 5, versículo 2

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Dios se manifiesta a María como DIOS que se hace hombre.

Los pastores visitaron a la joven familia la misma noche del nacimiento. Quisieron ver al Salvador recién nacido. Los ángeles, mensajeros de Dios, les habían anunciado su nacimiento. Encontraron a Jesús acostado en un pesebre. ¡Qué apropiado para unos pastores! Por cierto, no se menciona ningún establo, ¡quizá fue al frío de la noche!

Por el momento, la joven familia buscó un lugar donde quedarse. Seguramente el viaje de 270 kilómetros de vuelta a Nazaret habría sido demasiado difícil con un bebé. Además, cuarenta días después del nacimiento, era costumbre judía viajar a Jerusalén para consagrar a Jesús a Dios en el templo y ofrecer el sacrificio de purificación después del parto para María.

En el templo, el anciano profeta Simeón se acercó a José, María y el niño. ¡Alabó a Dios dando gracias por el Salvador de Israel y del mundo! Después, se encontraron con la profetisa Ana, que alabó a Dios y habló a todos los presentes del Salvador (Lucas 2, versículos 1-20).

Unas semanas o incluso meses más tarde, unos sabios de Oriente visitaron a la familia en Belén, adoraron a Jesús y le hicieron regalos. Dios cuida de José y su familia, y prepara la huida de Jesús a Egipto. Cuando el rey gobernante se entera del nacimiento del Mesías, manda matar a todos los niños nacidos en Belén en los últimos dos años. Teme por su reinado.

Tiempo después, tras la muerte de este rey, la familia regresó de Egipto a su casa de Nazaret. Jesús creció allí como cualquier otro niño de su época (Mateo 2, versículos 1-23).

Dios se hizo realmente hombre en Jesús. María, José, los pastores, los sabios de Oriente y muchos otros dan testimonio de ello.

Esto significa que, en Jesús, Dios se acerca a ti. Entiende tus necesidades y dificultades humanas por propia experiencia.

Además, quiere conocerte personalmente. ¿Estás preparado para recibirle? Dios quiere entrar en tu vida. Invítale a formar parte de tu vida y de tu día a día.

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